domingo, 13 de mayo de 2007

ELLOS y nosotros

No nació en Europa, ni en Estados Unidos, tampoco en Asia occidental. Nació en un lugar lejano, en un momento de distracción de EL poder, que se sorprendió cuando ella apareció en escena. Se preguntaron y se preguntan ¿quién es? Su nombre representa a la primera mujer en la historia, la más célebre. No habrá otra igual.

En pocos años, hizo lo que una persona normal, en varias vidas no podría ni imaginar. Desde el razonamiento común de los mediocres, no les es posible comprender la búsqueda de soluciones para personas a las que no conocía. Su sacrificio personal fue criticado y aún lo es, por individuos mezquinos a los que no se les cae una moneda de lata, ni están dispuestos a ningún esfuerzo que no sea para ellos mismos.

De haber nacido en el lugar conveniente - para EL poder-, hoy estaríamos festejando un nuevo aniversario de su santificación, pero no, esta buena mujer tuvo la mala suerte de ser una pecadora que nació en el lugar equivocado y no pertenecer a ELLOS, - los puros- es más, los combatió. No fue sumisa, de haber sido así, hoy estaría haciendo milagros.

Cuentan, desde hace algunos siglos, que la primera mujer fue llamada Eva, pero de ella nada interesa demasiado, salvo que podía hablar con una víbora, lo que es más que difícil que hacer gárgaras con tachuelas. Después vino lo de la manzana que la primera dama le hizo masticar al primer varón que estaba abstraído pensando como era que de un lado tenía una costilla más que del otro costado. Distracción fatal para la humanidad que todavía tiene como deuda, aquella manzana que en esa oportunidad había sido donada por la verdulería del F.M.I. Esa mujer, que no se sabe cuanto vivió e hizo aquella porquería, sí le sirve, a EL poder, que así tiene un buen pretexto para hacernos saber porqué, todos nosotros fuimos expulsados del paraíso – lugar donde si, quedaron ELLOS, cerraron el portón y se tragaron la llave-.


L a mujer que nosotros recordamos; Eva, fue parte de un coronel, sabía hablar con millones de personas al mismo tiempo e intuía sus necesidades: a nosotros, su pueblo, nos dio mucho más que fruta. Nos enseño a ser rebeldes y reclamar lo que nos corresponde, nos propuso a ser libres y sin culpas, a aunque comamos manzanas.


Ella fue conocida, simplemente, como Evita.

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